Te persigue la policía el día de navidad



La chiquita, la fisurita,
la pendeja.
De boludeable ni hablar
No lo hables, eh.
Sale al río
a caminar callejones,
a buscar atajos.
El sol sale de frente.
Menos mal...

Camina hasta que las escaleras se rompan,
se quiebren.
Sí, que se quiebren así
como este caos la quiebra en partecitas
desde los tobillos.
Mirá que no se cae.

La burocracia de un mundo malito
(pero real al fin)
(real)
le choca,
le pega con envión.

Sigue ahí,
paradita como si nada
entre fantasmas de etiqueta y credenciales.
Se le hacen moretones en los hombros.
Se ponen verdes de maduros,
de tanto remar para que un formulario,
una placa,
un pobre perro que no sabe lo que le espera,
la golpeen.
Esta vez sin darle respiro.

Un sopapo,
un revés,
otra cachetada bien dada con la mano abierta
(esas duelen).

La noqueó.
Hoy esta ciudad de recontra mierda ganó.
Esperemos que mañana salga el sol,
pero de verdad.

En una noche negra sin mi sol no tengo ni mi luna

Ahora que me reencontré en esta situación
debería aprender finalmente a simplificar.
Alguna vez creí saberlo todo
con lujo de detalles.
Hoy dudo de alguna vez haber visto
claridad entre tanto
bosque.

Te pido que no perdamos más
el foco.
Te pido que nos vayamos
a bañar.
Que lo primero que hagamos sea
ducharnos.
Porque todavía tenés olor a otra persona en la piel
y yo
tengo olor a triste.

Es la maldita dualidad la que no me dejar parar
de pensar en la última oración.
Con el cuerpo dividido
también se chiflan las intenciones.
No les quiero creer.
Las quisiera clausurar,
invalidar.
Entendí que estas cosas son las que
a veces
hacen mal.

Que ya no es

Las palabras de amor no van de la mano con la internet. Se malinterpretan y, lo que para uno es A, para el otro es el mundo.
Vos decís batata arrepentida,
yo digo patata enamorada.

El Parcero sabe.

Paseo en la noche por la bici. Veo cómo el pasto se despeina todo con el viento.
Un perro abrigado se lo come porque un huesito le cayó mal.
No va a ir al médico a que lo llene de pastillas, solo con la hierba que crece en el suelo
él ya sabe que se va a curar.
A veces (siempre) nosotros pensamos por demás
y tratamos de intervenir en esto tan loco que es lo natural.
Y ahí metemos
                 ivomec
      ibupofeno
         aspirina
        pervinox
El mismo perrito de antes desconoce todo esto,
pero si viene adentro de un cachito de queso, se lo manda.
Más simple, vio?
El tipo es así.
Es.
No termina las historias con un punto final.
Vive las historias.

Hace poquito aprendió que para cruzar la calle tiene que fijarse que no lo pise un auto. O dos autos.
O mil.
A mi me puso contenta, no se si a él también.
Me pregunto si se acordará de que era más lindo correr por una colina interminable y perseguir gallinas.
Esperar la lluvia comiendo helados verdes y correr a la carpa al sentir el contacto de la primer gotita en la frente.
Dormir escuchando la música de un uruguayo que sabe del amor y sus peripecias,
dormir
escuchando risas que pudo comprender más allá de su condición
de especie perro.
Capaz que se acuerda.
Pero no vive en el pasado,
vive hoy
y eso
es refrescante.


Postal

En Caballitos los guardas de la estación juegan a ser Blancanieves. Le dan pan a las palomas de la mano y se ríen con ellas.
La verdad es que ninguna de las dos partes me cae muy bien, pero prefiero ver eso antes de que me pidan boleto o me picoteen la frente.

Estaba enojada en la playa

El pomelo que antes me fascinaba hoy me da pena.
La cabeza se me va a otra parte porque ya no puedo carburar con ella.
Se me sale desde arriba,
se va volando en la plenitud de un cielo que se desarma como si estuviera hecho de ladrillos.
De los de plástico.
Los que construyen ciudades enteras bajo las manos de los nenes y de las nenas.
Alguien dijo que eran pedazos de luz y me quedó grabado en la cabeza hasta hoy que revivo este texto.
La misma que se me vuela cuando me concentro,
que se va a otra parte sin advertirme antes.
Se pierde fácilmente en la incertidumbre que los vínculos del corazón traen.
Ese "no se qué que qué se yo" que las relaciones tienen...
Y justo cuando entro a pseudo filosofar más fino sobre la vida, vuelvo a lo simple, lo sencillo.
Y saltan un hipócrita
dos hipócritas
tres hipócritas
un perro de los peluditos
y un pájaro que cruza el cielo de pe a pa
por el camino difícil.
Me quedo con que solo hay agua y sal alrededor.
Solo agua y sal.

Qué delirio.

Anoche tuve un sueño
Me veía en una cama pariendo y muriendo a la vez.
Mientras abandonaba mi cuerpo podía ver todo lo que me había pasado y por qué el fruto de mis entrañas (qué dramático!) tenía dientes y tentáculos.
Estaba naciendo mal porque un señor feudal me había obligado a tenerlo en  orden de continuar su voluntad.
Siempre lo que él quiere es lo que se debe.
Me desperté desconcertada.
Ni tristre, ni sorprendida,
ni bien,
ni mal.
Desconcertada.
Un sueño así te deja la cabeza en silencio y sin ganas de hacer interpretaciones de la vida misma.
Miré el reloj y eran las 4 de la tarde.
Cociné fideos con champiñones y por colgada
se me quemaron.

En la noche

Hacer pis atrás de la embajada estadounidense en Recoleta con los autos y las longboards de espectadores
es una fiesta para los cinco
sentidos

Más difícil que buscar una aguja en un pajar

Dejar de pensar en esa persona que hay que olvidar (sí o sí, eh!) a la hora de la masturbación
es un paso acertado.

Oh, si!

En la Tarzán

Que un tipo se te ponga a hablar sin previo aviso desde la mesa de atrás y te eche la culpa de que los hombres se cojan cada vez más travestis porque las mujeres no quieren coger es impagable.
También impresentable.
Pero cómo me reí cuando salimos!

Un perrito

Que si hubiera habido algo

El sueño y después el alba
Me refriego los ojos con fuerza,
como si eso me fuese a devolver a la realidad.
No entiendo mucho
Descreo de todo, lo veo tan lejano que mejor ni mirar.
Me sorprende la capacidad de lágrimas que tiene el cuerpo.
Me río ante mi pensamiento como si fuera un chiste de mal gusto, pero de esos que en el fondo hacen reir.
Si hay algo que no extrañaba, era extrañar.
Es feo saber que la distancia física está tan desproporcionada con la mental.
Qué dolor.
En el medio se muere un perro y me hace estallar.
Como si este fuese el momento de mayor lucidez.
Acá sí que me desperté.
Las cosas avanzaron.
Las cosas que pasaron supe que iban a pasar.
Todo todito todo.
Me hice la boluda porque estaba bueno imaginar.
Veía colores, sentía olores y todo era suave.
Tan lindo.

Uno


“Qué se sentirá que a treinta cuadras de uno, alguien lo llore así?”, pensó. Con un hilo de voz casi imperceptible por el ahogo, lo dijo. Una pared de blanco-manicomio con dos agujeros negros en su centro le devolvió la mirada. Limpia. Seca. Nada. Era realmente la nada.
Diamante pasaba los días, las tardes y las noches de esta manera hacía un tiempo ya. De hecho todo comenzó cuando un ser de ideales llenos de amor y, contradictoriamente, un llanero solitario, la abandonó para cambiar su destino una vez más. Si bien ya no tenían 15 años, todavía mantenían el espíritu y la bipolaridad de aquella edad y, para ser sinceros, lo cierto es que nunca podría resultar algo bueno de ahí.
Sin embargo, lo intentaron. Quizás porque la atracción venció a la razón. Quizás  porque esta no era ni la primera ni la última vez que el deseo y el instinto iban a salir victoriosos, se entregaron y, obviamente, perdieron.