Sos yeta

Creo que se convirtió en una regla ya.
Creo que inquebrantable es la palabra que busco.
Creo que cada vez que te vas,
se me muere un perro.

Como si el dolor de saber que no estás más no fuese suficiente,
se me va una parte más del alma.
Como si las cosas realmente tuvieran que ser así.
Extremas, a tu manera.

O es todo arcoiris o no es.
Corta la bocha.
Sin vueltas.

Y en el medio de esta reflexión de madrugada
me doy cuenta de que ya no me queda más tierra donde enterrar a nada ni a nadie.

Eso sí, el pasto y las flores que crezcan esta primavera

van a ser lxs más bonitxs.

Antes de empezar a decir, diré.

Tengo un cuaderno infantil. Lo hicieron en Colombia con materiales reciclados.
Casi que no lo consigo,
no lo querían regataear.
Pero me compró el pajarito de la tapa, así que lo peleé.
Acá ya hay un año de la vida.
Son 20 hojas.
3 fueron arrancadas vaya uno a saber
por qué.
Un número,
tentaciónes,
juegos aprendidos,
palabras más-palabras menos,
infinitos partidos ganados por otros
es lo que hay.
Prólogos de historias que al final, me colgué en contar.
Y si hoy, a las 6 de la mañana, se me diera por arrancar más hojas,
en unos días ya no las recordaría.
Las cosas que pasan, decido escribirlas, registrarlas sin filtros.
Disfruto sentarme en horas largas a releer con tal de que no desaparezcan.
Festejo que sigan vigentes,
que sean eternas,
por lo menos hasta que empiece un nuevo cuaderno
o me olvide este en el tren.

Te persigue la policía el día de navidad



La chiquita, la fisurita,
la pendeja.
De boludeable ni hablar
No lo hables, eh.
Sale al río
a caminar callejones,
a buscar atajos.
El sol sale de frente.
Menos mal...

Camina hasta que las escaleras se rompan,
se quiebren.
Sí, que se quiebren así
como este caos la quiebra en partecitas
desde los tobillos.
Mirá que no se cae.

La burocracia de un mundo malito
(pero real al fin)
(real)
le choca,
le pega con envión.

Sigue ahí,
paradita como si nada
entre fantasmas de etiqueta y credenciales.
Se le hacen moretones en los hombros.
Se ponen verdes de maduros,
de tanto remar para que un formulario,
una placa,
un pobre perro que no sabe lo que le espera,
la golpeen.
Esta vez sin darle respiro.

Un sopapo,
un revés,
otra cachetada bien dada con la mano abierta
(esas duelen).

La noqueó.
Hoy esta ciudad de recontra mierda ganó.
Esperemos que mañana salga el sol,
pero de verdad.

En una noche negra sin mi sol no tengo ni mi luna

Ahora que me reencontré en esta situación
debería aprender finalmente a simplificar.
Alguna vez creí saberlo todo
con lujo de detalles.
Hoy dudo de alguna vez haber visto
claridad entre tanto
bosque.

Te pido que no perdamos más
el foco.
Te pido que nos vayamos
a bañar.
Que lo primero que hagamos sea
ducharnos.
Porque todavía tenés olor a otra persona en la piel
y yo
tengo olor a triste.

Es la maldita dualidad la que no me dejar parar
de pensar en la última oración.
Con el cuerpo dividido
también se chiflan las intenciones.
No les quiero creer.
Las quisiera clausurar,
invalidar.
Entendí que estas cosas son las que
a veces
hacen mal.

Que ya no es

Las palabras de amor no van de la mano con la internet. Se malinterpretan y, lo que para uno es A, para el otro es el mundo.
Vos decís batata arrepentida,
yo digo patata enamorada.